sábado, 21 de julio de 2012

43 años de impunidad

El 21 de julio de 1969 Francisco Franco presenta frente a las Cortes el nombramiento que tendría lugar el día siguiente, 22 de julio, del príncipe Juan Carlos de Borbón como sucesor del dictador en la jefatura del Estado dictatorial impuesto tras la derrota de las fuerzas republicanas a manos del ejército fascista en la Guerra Civil.
43 años han pasado desde que Juan Carlos jurara lealtad a los principios del Movimiento, con estas palabras:
Presidente de las Cortes: " EN NOMBRE DE DIOS Y SOBRE LOS SANTOS EVANGELIOS, ¿JURÁIS LEALTAD A SU EXCELENCIA EL JEFE DEL ESTADO, FIDELIDAD A LOS PRINCIPIOS DEL MOVIMIENTO NACIONAL Y DEMÁS LEYES FUNDAMENTALES DEL REINO?
 
Príncipe Don Juan Carlos: " SI, JURO LEALTAD A SU EXCELENCIA EL JEFE DEL ESTADO Y FIDELIDAD A LOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DEL MOVIMIENTO Y DEMÁS LEYES FUNDAMENTALES DEL REINO".
 
Presidente de las Cortes: " SI ASÍ LO HICIEREIS, QUE DIOS OS LO PREMIE,Y SI NO, OS LO DEMANDE".

Posteriormente, el borbón leyó un discurso personal en el cuál se comprometió con los franquistas a asegurar la continuidad del régimen que el consideraba legítimo: 

 "Mi general, señores Ministros, señores procuradores: plenamente consciente de la responsabilidad que asumo, acabo de jurar, como sucesor a título de Rey, lealtad a Su Excelencia el Jefe del Estado y fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y demás Leyes Fundamentales del Reino.
 
QUIERO EXPRESAR,  EN PRIMER LUGAR, QUE RECIBO DE SU EXCELENCIA EL JEFE DEL ESTADO Y GENERALISIMO FRANCO,LA LEGITIMIDAD POLÍTICA SURGIDA EL 18 DE JULIO DE 1936, EN MEDIO DE TANTOS SACRIFICIOS, DE TANTOS SUFRIMIENTOS, TRISTES PERO NECESARIOS, PARA QUE NUESTRA PATRIA ENCAUZASE DE NUEVO SU DESTINO...
 
 Mi general: desde que comencé el aprendizaje de servicio a la Patria me he comprometido a hacer del cumplimiento del deber una exigencia imperativa de conciencia. A pesar de los grandes sacrificios que esta tarea pueda proporcionarme, estoy seguro que MI PULSO NO  TEMBLARA para hacer cuanto fuere preciso en defensa de los Principios y Leyes que acabo de jurar".  

Es difícil para los defensores de la monarquía  ocultar la realidad aunque les duela. Juan Carlos es el sucesor de un dictador, por lo tanto es quién ha hecho perpetuar dicha dictadura. Si ejerce ese cargo es porque ese fue el deseo de Franco, no por otra razón. Un Rey impuesto por un dictador sin la aprobación del pueblo. Por lo tanto, es imposible que este Rey consiguiera que bajo su mando se desarrollara una democracia real que cuidara de la población. Y así se ha visto.

43 años han pasado y el Rey impuesto por Franco sigue siendo Rey. Hoy en día, en lugar de procuradores tenemos diputados, pero las cosas no han cambiado. Dos partidos mayoritarios que han aceptado al Rey son los que se han turnado eternamente en el juego del poder, pasándolo de uno al otro, ignorando las necesidades del pueblo. Dos partidos que son los pilares de esta monarquía, dos partidos sin los cuáles Juan Carlos no podría haber durado tantos años. El PP y el PSOE necesitan de la monarquía borbónica de la misma manera que la monarquía los necesita a ellos para mantener su legitimidad. 

Durante muchos años el pueblo español estuvo dormido en un sueño de ayudas, subvenciones y bienestar económico ficticio, que les hizo cerrar los ojos y no querer ver la realidad. Pocos fueron quienes se atrevieron a cuestionar durante los tiempos de bonanza económica la legitimidad del régimen borbónico, sucesor del régimen franquista, pero que en el fondo sigue siendo el mismo.

Hoy, cuando el sueño del bienestar se ha terminado, y la población se ha dado cuenta que lo único que han hecho perpétuamente es llenar sus bolsillos a nuestra costa, surgen con fuerza fuerzas disidentes. 

En medio de la crisis económica que estamos atravesando surge una crisis aún más profunda, la crisis política. Una crisis protagonizada por dos partidos todopoderosos que se reparten las administraciones públicas y se guardan los privilegios para sí mismos. Dos partidos que escribieron la Constitución a su gusto para que no se condenara a aquellos viejos mandos franquistas de los cuáles necesitaban el apoyo para mantenerse. Dos partidos que, enmascarados de luchadores por el pueblo, han perpetuado la impunidad y han llevado a la miseria a millones de españoles. Dos partidos que, si todavía existen y tienen poder, es porque hay una figura que se llama Rey, y que les da continuamente su visto bueno, y viceversa.

Y es que TODO está relacionado. El Rey necesita del PP$OE para legitimarse, y el PP$OE sabe que si esta monarquía se acabara y pasáramos a una república popular, todo su poder, sus privilegios, su influencia, desaparecerían. Son socios igualitarios, se mantienen unos a otros, se guardan la espalda. Hoy nos quieren culpar a nosotros de sus desastres económicos, de los resultados de su avaricia plasmada en la infinita especulación que llevaron a cabo. Pero el pueblo se está despertando, y ya no va a dejar que le tomen el pelo más. Ya no pasan desapercibidas las señales de respaldo mutuo que se hacen, como que el Rey presida el Consejo de Ministros cuando se está a punto de degollar a los servicios públicos, o que ninguno de estos dos partidos pida explicaciones cuando el Rey malogra los fondos públicos para lujos personales, mientras se nos pide austeridad y que le hagamos más agujeros a nuestros cinturones para apretarlos más. 

Nos hemos cansado de que nos traten de tontos, y queremos que esto cambie. Pero mientras existan estos dos partidos que se repartan el poder, ese cambio será imposible. Y no basta solo con votar a terceras fuerzas, porque tiene una constitución hecha a su medida que les garantiza que los votos vayan a acabar de su lado. Y si no se recurrirá a la manipulación de las votaciones. Como si no fueran capaces...


Para que esto cambie es necesario arrancar el problema de raíz. Hay que cambiar el sistema, hay que hacer desaparecer a estos dos partidos mayoritarios que solo sirven para complacer las exigencias de Bruselas y las multinacionales, que solo sirven para seguir condenando al pueblo a la miseria. Y para que estos partidos desaparezcan, NECESARIAMENTE debe caer con ellos la monarquía borbónica, debe abolirse la constitución de la monarquía para formularse otra que proteja realmente a las personas, y que no de lugar a dobles puntos de vista que permiten que se puedan llevar a cabo recorte-saqueos como los que estamos sufriendo. Para que realmente seamos libre, DEBEMOS ACABAR DE UNA VEZ CON EL FRANQUISMO, y para que eso suceda, la única salida es derrocar a la monarquía, y que con ella se hundan sus dos bastiones, PP$OE.

Porque no nos representa un Rey que no elegimos nosotros, sino un dictador. Porque no nos sentimos identificados con alguien que jura lealtad a las leyes franquistas y que ve el golpe de Estado llevado a cabo por los militares como algo necesario. Porque estamos cansados de que se cubran todos la espalda mutuamente para poder seguir jodiendonos a nosotros.

PORQUE NO ES NUESTRO REY, ¡ABAJO LA MONARQUÍA! ¡VIVA LA REPÚBLICA!

              

martes, 1 de mayo de 2012

1 de mayo del 2012

Hoy es el 1 de mayo del 2012. Hoy es el Día del Trabajador. Me he quedado atónito ayer al hablar con una amiga que me preguntaba a que manifestación iba ir hoy, como también me quede perplejo hoy al escuchar a alguien que decía no entender porque se celebraba el Día del Trabajador con un día festivo. Para homenajear a los mártires de Chicago, le dije. Esos ocho mártires de los cuáles cuatro fueron ejecutados, uno se suicido y otros tres fueron encarcelados mediante un juicio más que fraudulento en los que fueron acusados de ser enemigos de la sociedad. Lo que hacían en realidad aquellos trabajadores era reivindicar una jornada laboral de ocho horas, algo evidente hoy en día. Así que, en conmemoración de ellos, de los mártires de Chicago, se celebra el Día del Trabajador, le dije. Y en conmemoración a la lucha por los derechos del trabajador. Una lucha que empezó a tomar forma por aquellos años, pero que sigue viva. Y más viva que nunca diría yo. Y de la misma forma que está viva es ahora más necesaria que nunca.

Ciento veintiséis son los años que han pasado desde la conocida como la Revuelta de Haymarket. En este período han sido incontables los triunfos del movimiento obrero y se ha logrado conseguir una gran cantidad de derechos. Pero esto no ha sido de una manera tranquila. En ningún momento fueron quienes mandaban quienes tomaron la iniciativa de concederle más derechos a sus trabajadores. Fue a base de huelgas, luchas, manifestaciones y de unir fuerzas frente a un enemigo en común, que se consiguieron todos esos derechos que hoy vemos como algo normal, como algo innato, como algo que siempre estuvo ahí. Mucha sangre tuvo que corre, muchas personas tuvieron que verse hasta el fin de sus días encarcelados, muchos murieron y muchos lo perdieron todo para conseguir que hoy en día podamos sentirnos orgullosos de decir que cualquier de nosotros tiene derecho a una vida digna, a un hogar, a una salud pública, a una educación universal, obligatoria y laica, a GOZAR DE UNA DIGNIDAD EN EL TRABAJO Y QUE NO SE NOS EXPLOTE, QUE NO SE NOS TRATE COMO MERA MERCANCIA Y QUE SE RECONOZCA QUE SOMOS SERES HUMANOS Y QUE, COMO TALES, TENEMOS UNOS DERECHOS QUE NADIE NOS PUEDE QUITAR.

Hoy es el 1 de mayo del 2012. Hoy todos nuestros derechos peligran. Nos enfrentamos a un Gobierno totalitario que nos quiere convertir en un simple objeto que puede pasar de mano en mano de empresarios sin problema y que puede ser desechado cuando ya no se quiera, cuando ya no sea necesario. Un Gobierno que nos quiere negar el derecho a una educación pública e igual para todos, que nos quiere negar el derecho a una sanidad pública y nos intenta hacer creer que es la única forma de salir de la crisis en la que estamos metidos (crisis que, por otro lado, ellos mismos generaron) , cuando el único fin es privatizar todo para sacar asi beneficio económico y, ya de paso, poder ofrecerle solo los mejores servicios a quienes puedan pagarlos (ellos). Un Gobierno que no nos quiere dejar expresarnos libremente, que quiere controlar los medios de desinformación para manipularnos aún más, y castigar duramente a cualquier voz disidente. Un Gobierno que no duda en utilizar la violencia contra todo aquel que le ponga cara, dejando así un aroma a autoritarismo dictatorial en el ambiente que recuerda al de hace no más de cuarenta años. Y es que no ha pasado tanto tiempo como para que no nos demos cuenta que son ellos, los de siempre, la capa de los que tienen el poder, que siempre son los mismos, que tienen sus privilegios, y no dudan en utilizar todos los medios a su disposición para frenar a quien le quiera hacer frente. No olvidemos lo que dijo, hace no tantos años, Buenaventura Durruti "Ningún gobierno lucha en contra del fascismo para destruirlo. Cuando la burguesía ve que el poder se les escapa de sus manos, alzan el fascismo para mantener sus privilegios." 

Nos enfrentamos a un gran desafió, y solo unidos, luchando codo con codo, podremos garantizar que todas esas personas que dejaron su vida por la causa, no lo habrán hecho en vano. TODOS JUNTOS, SAL A LA CALLE, MANIFIESTATE, JUNTOS SOMOS MÁS. ¡FELIZ DÍA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES!


sábado, 14 de abril de 2012

¡Viva!

(Primero que nada, quiero pedir perdón por haber estado tanto tiempo sin publicar nada en el blog, y prometo intentar publicar más seguido para quien lo lea [si es que alguien lo lee], pero es que esta ocasión ameritaba que volviera a publicar).

14 de abril. Día de la República. Son ochenta y uno los años que nos separan de aquel mil veces soñado 14 de abril. Este es un día con el que muchos llevamos esperando mucho tiempo. Porque no es un 14 de abril como todos los demás. No es una simple fecha más para recordar. Sabemos que este 14 de abril es especial, que hoy realmente está más cerca que nunca el sueño del gobierno popular. Y dirán, ¿qué tiene de diferente este 14 de abril?
Muchos vendrán y dirán que si se arma tanto problema ahora es porque en el poder hay un partido de derechas y no un partido de “izquierdas” como era el PSOE, y que queremos imponer nuestros ideales a la población. Nada más lejos de la realidad. No es un tema de derecha o izquierda. Es un tema de DERECHOS. Derechos, que están siendo violados día a día por esta “democracia”. Pero es que, ¿en que cabeza cabe que pueda haber una democracia mientras seamos SÚBDITOS? Porque es lo que legalmente somos, súbditos de un monarca, un ente que esta por encima de nosotros, que por elección divina está destinado a mandar sobre nosotros. (Lo peor es que hay gente que piensa que es verdad). Pero yo  les quiero hablar de todas esas cosas que son imposibles en una monarquía. Empecemos por la democracia, la tan ansiada democracia, esa en la que todas las voces sean escuchadas, esa en que cada voto valga exactamente igual que el de al lado, porque todos somos iguales, porque todos nuestros votos valen lo mismo. Esa democracia nunca la podremos conseguir en esta monarquía, esa representación proporcional tan ansiada es simplemente imposible hoy en día, porque la monarquía tiene su pilar base para defenderse de la proporcionalidad: la Constitución de 1978. O la mentira de 1978 si prefieren decirlo. Mientras tengamos esta Constitución, que es la que “designa” el sistema de circunscripciones como método de asignación de escaños, nuestras voces seguirán sin tenerse en cuenta, y seguirán sucediendo cosas como que 1.680.810 votos signifiquen 11 escaños para Izquierda Unida, mientras que 333.628 votos le sirvieron a AMAIUR para tener 7 escaños, o que 1.014.263 le dieran 16 escaños a CiU. Y con esto no le quiero quitar merito a los dos partidos antes mencionados, pero ¿Cómo puede ser posible que teniendo más votos se tengan menos escaños? Agradezcámoselo a nuestra querida Constitución y a los padres de la “Democracia”.
Hoy más que nunca tenemos razones para luchar por nuestra República. En esta coyuntura de crisis económica, en la que se nos impone la austeridad por todos los frentes, se nos recortan gastos sociales, se reducen los presupuestos para las autonomías, para la educación, sanidad, etc. , mientras que los presupuestos de la Casa Real o de la Iglesia siguen intactos. Pero es que, ¿Cómo iba a atacar este  Estado a dos de sus grandes pilares? Esa monarquía putrefacta a la cuál no dejan de sacudirla los escándalos de corrupción blanqueo de dinero, pero la cuál, sin embargo, sigue siendo impune. Y es que, si usted que lee se entera de que yo  estoy defraudando a hacienda, estoy robando y blanqueando dinero, y decide no comunicarlo a las autoridades por amiguismo, ¿caería conmigo si las autoridades se enteraran de lo que hago? Probablemente si, se le declararía culpable de complicidad. Pero claro, todo cambia si usted se llama Juan Carlos y yo me llamo Iñaki. Tranquilos, que la Justicia es igual para todos.
Se recorta en todas las áreas posibles para así sanear las cuentas del Estado, ingresar más e intentar contrarrestar el déficit que existe en la balanza. ¿Nadie pensó en algo tan simple como exigirle a la Iglesia que pague el Impuesto sobre Bienes Inmuebles? ¿Es necesario que sigamos financiando las actividades de la Iglesia (si bien es voluntariamente, es verdad) o es que acaso no pueden autofinanciarse? Porque, hasta donde yo se, la “Constitución” establece que estamos en un Estado aconfesional.
Pero esa es otra de las grandes falacias de esta pseudoconstitución. Esa que dice que “Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará autorización previa.” (Constitución Española de 1978 CAPÍTULO II.DERECHOS Y LIBERTADES. SECCIÓN I. DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES Y DE LAS LIBERTADES PÚBLICAS. Artículo 21.) , pero que luego se puede modificar perfectamente para asegurarse de tener controlados a todos esos sectores que no están de acuerdo con sus políticas o sus decisiones, pudiendo condenarlos por simples convocatorias, o declarando la resistencia pacífica como un atentado a la autoridad (todo esto me trae un olor a rancio y una sensación de opresión que me hace gracia que exista gente que crea que estamos en una democracia). Y esto es solo una muestra más de lo que es este Gobierno, para el cuál nosotros somos unos criminales, terroristas, antisistemas, solo y simplemente porque no compartimos su punto de vista y decidimos a manifestarnos. Un Gobierno que llevo a cabo una Reforma Laboral que convierte a los trabajadores en simples mercancías que podrán pasar de mano en mano y que podrán ser desechadas sin que el responsable tenga que dar explicación alguna. Y es que, si seguimos a este paso, lo siguiente será regular el derecho de huelga. La patronal se frota las manos. Estamos frente a un Gobierno dictatorial que no hace más que lamerle el culo a los dictadores globales (léase bancos, FMI, UE, etc.).
Y lo peor de todo es que, aun con los recortes millonarios que se han hecho, habiendo metido todas las puñaladas posibles al Estado del Bienestar el cuál nos vienen vendiendo hace años, todo esto no será suficiente. Y ya no llegará que el Estado sea manejado indirectamente por la banca, la UE o el FMI. Si seguimos así, será necesario el famoso "rescate" de la Unión Europea, y se nos impondrá un Gobierno tecnócrata el cuál, claro está, no contará con nuestro apoyo. A este paso, nos transformaremos en otra Grecia. Y cuando dejemos de ser rentables económicamente para esos poderes supraestatales, simplemente nos desecharán, nos dejarán a nuestra suerte, tal como un trabajador tras la reforma laboral. 
Yo creo que no es necesario que lleguemos a ese punto. Las cosas están difíciles, pero no son imposibles. Todos juntos, uniendo nuestras fuerzas, olvidando las diferencias ideológicas y luchando codo con codo por un sistema en el que nuestras voces sean escuchadas; en el que nosotros, el pueblo, seamos soberanos, y no un monarca que tiene el poder debido a que le corre "sangre azul" por las venas; en el que todos los derechos que queden plasmados en la Constitución SEAN RESPETADOS; en el que tengamos una Constitución acorde a los deseos del pueblo. En resumen, es posible un Gobierno NUESTRO, y no de ellos; de los trabajadores, del que tiene que despertarse todos los días para ir a romperse la espalda, y no de los que miran todo con sus prismáticos desde la lejanía y se creen poseedores de la verdad absoluta para poder salvarnos. No los queremos. Queremos ser dueños de nuestro futuro. Queremos elegir nuestro destino y que no lo elijan quienes les importa solo su destino y su bienestar. Porque es posible, porque sabemos que está cerca, y porque nadie NADIE podrá arrebatarnos nuestras ganas de luchar por una España mejor en la que todos podamos vivir dignamente. Por todo esto y mil razones más que no entrarían en este blog, ¡Toma la calle! ¡Manifiéstate! ¡Viva la República!  
Serenos y alegres
valientes y osados
cantemos soldados
el himno a la lid.
De nuestros acentos
el orbe se admire
y en nosotros mire
los hijos del Cid.

Soldados la patria
nos llama a la lid,
juremos por ella
vencer o morir.

El mundo vio nunca
más noble osadia,
ni vió nunca un día
más grande el valor,
que aquel que, inflamados,
nos vimos del fuego
excitar a Riego
de Patria el amor.

Soldados la patria
nos llama a la lid,
juremos por ella
vencer o morir.

La trompa guerrera
sus ecos da al viento,
horror al sediento,
ya ruge el cañon
a Marte, sañudo,
la audacia provoca
y el ingenio invoca
de nuestra nación.

Soldados la patria
nos llama a la lid,
juremos por ella
¡vencer o morir!



Artículo 1. España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia.
Los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo.
La República constituye un Estado integral, compatible con la autonomía de los Municipios y las Regiones.
La bandera de la República española es roja, amarilla y morada.

Artículo 2. Todos los españoles son iguales ante la ley.

Artículo 3. El Estado español no tiene religión oficial.
(Constitución de la República Española,  9 de diciembre de 1931)

domingo, 25 de diciembre de 2011

Dos décadas bastan...

Hoy, 25 de diciembre del 2011, solsticio de invierno y fiesta cristiana de la Navidad, había pensado dedicar este espacio para analizar el discurso del monarca español Don Juan Carlos de Borbón, pero debido a los acontecimientos que han tenido lugar en estos últimos días en tierras rusas he decidido posponer ese análisis para la siguiente entrada, y analizar un problema que creo que es de vital importancia en estos días.

Se cumplen en este día veinte años desde que Mijaíl Gorbachov decidió dimitir debido a la gran presión nacional e internacional que estaba sufriendo, y de esta manera se disolvió la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Curiosamente coincide que en estos días están teniendo lugar en Rusia grandes manifestaciones por parte de la ciudadanía en contra del supuesto fraude electoral que tuvo lugar en las últimas elecciones en marzo. A su vez, esta fecha también coincide con una realidad innegable en Rusia: el resurgimiento que está teniendo el Partido Comunista, el cuál en las últimas elecciones, las cuales, según ellos, fueron amañadas, y de las cuales salieron, supuestamente, perjudicados, consiguió casi duplicar sus votos pasando a ser la minoría con mayor representación.
Todos estos datos podrían ser hechos concretos si no se tuvieran en cuenta otros datos que indican las estadísticas, como la creciente desconfianza del pueblo ruso en la democracia y en la economía de tipo capitalista. Pero para poder entender como hemos llegado hasta este punto debemos remontarnos al pasado, hace veinte años, y debemos analizar las circunstancias en que tuvo lugar el cambio de una economía de tipo socialista, es decir, una economía controlada íntegramente por el Estado, a una economía de tipo capitalista en la que se busca el librecambio.

El economista americano Joseph Eugene Stiglitz  es uno de los grandes teóricos de nuestros tiempos y ha presenciado diversas crisis económicas y las distintas soluciones que se han llevado a cabo. En su publicación Mi aprendizaje de la crisis económica mundial Stiglitz hace mención a la cuestión del cambio de tipo de economía en Rusia y a como se llevó a cabo la misma:
"Tras la caída del muro de Berlín, habían surgido dos escuelas de pensamiento en relación con la transición de Rusia hacia una economía de mercado. Una de ellas, a la que yo pertenecía, comprendía a una gama de expertos sobre la región, ganadores del premio Nobel como Kenneth Arrow y demás. Este grupo hacía hincapié en la importancia de la infraestructura institucional de una economía de mercado, desde las estructuras
legales que hacen valer los contratos hasta las estructuras reguladoras que hacen que funcione un sistema financiero. Arrow y yo habíamos sido miembros de un grupo de la Academia Nacional de Ciencias que, una década antes, había discutido con los chinos su estrategia de transición. Recalcábamos la importancia de promover la competencia, en lugar de la mera privatización
de las empresas del Estado, y estábamos a favor de una transición más gradual hacia una economía de mercado (aunque estábamos de acuerdo en que, ocasionalmente, podrían requerirse medidas fuertes para combatir la hiperinflación).

El segundo grupo estaba integrado en su mayoría por macroeconomistas, cuya fe en el mercado no estaba a la par de su capacidad para captar las sutilezas de lo que defendían, es decir de las condiciones que se requerían para que el mercado funcionara debidamente. Por lo general, estos economistas tenían poco conocimiento de la historia o los detalles de la economía rusa y no
consideraban que necesitaran alguno. La gran fortaleza, y la debilidad definitiva, de las doctrinas económicas sobre las cuales se basaron fue que las doctrinas son, o supuestamente son, universales. Las instituciones, la historia o incluso la distribución del ingreso sencillamente no importan. Los buenos economistas conocen las verdades universales y pueden ver más allá de la
multiplicidad de hechos y detalles que ocultan a tales verdades. En este caso, la verdad universal es que la terapia de shock está indicada para los países que están en transición hacia una economía de mercado: mientras más potente sea la medicina (y más dolorosa la reacción), más rápida será la recuperación. Por ahí va la argumentación.

Desgraciadamente para Rusia, la que ganó el debate en el Departamento del Tesoro y el FMI fue la última escuela. Mejor dicho, el Departamento del Tesoro y el FMI se cercioraron de que no se diera debate abierto alguno y luego, a ciegas, se aventuraron por la segunda vía. Los oponentes no fueron consultados en ese momento, ni por mucho tiempo. Por ejemplo, en el Consejo de Asesores Económicos había un economista brillante, Peter Orszag, quien había sido asesor cercano del Gobierno ruso y quien había trabajado con muchos de los economistas jóvenes que, a la larga, asumieron cargos de influencia en ese país. Orszag era justamente el tipo de persona cuya pericia necesitaban el Departamento del Tesoro y el FMI. Sin embargo, como sabía demasiado, casi nunca le hacían consultas.
Por todos es sabido lo que sucedió seguidamente. En las elecciones de diciembre de 1993, los electores rusos les propinaron a los reformistas una derrota contundente, de la que todavía tienen que recuperarse, en realidad. Stroobe Talbott, entonces encargado de los aspectos no económicos de la política rusa, admitió que Rusia había sufrido «demasiado shock y muy poca terapia». Lo peor es que todo ese shock no había hecho avanzar a Rusia hacia una economía real de mercado. La rápida privatización impuesta a Moscú por el FMI y el Departamento del Tesoro había permitido que un reducido grupo de oligarcas tomara el control de los activos del Estado. El FMI y el Departamento del Tesoro habían maquinado de nuevo los incentivos económicos para Rusia, sí, pero de manera equivocada. Al prestarle poca atención a la infraestructura institucional que haría florecer una economía de mercado, y al facilitar la entrada y salida de capitales de Rusia, el FMI y el Departamento del Tesoro habían echado las bases para que volvieran los saqueos de los oligarcas. Aunque el Gobierno carecía de dinero para pagar a los pensionados, los oligarcas lo enviaban, sacado del desmantelamiento de activos y de la venta de los preciosos recursos nacionales del país, a las cuentas bancarias abiertas en Suiza y Chipre.
Estados Unidos estaba implicado en estos horribles acontecimientos. A mediados de 1998, Summers, quien pronto sería nombrado sucesor de Robert Rubin como secretario del Tesoro, hizo de su aparición pública con Anatoly Chubais, el principal arquitecto de la privatización en Rusia, todo un verdadero show. Así las cosas, daba la impresión de que EEUU se estaba alineando
con las mismas fuerzas que empobrecieron al pueblo ruso. No sorprende que el antiamericanismo se haya regado como pólvora.
En un primer momento, a pesar de lo admitido por Talbott, quienes creían firmemente en el Departamento del Tesoro y el FMI seguían insistiendo en que el problema no era demasiada terapia sino muy poco shock. Sin embargo, hacia mediados de los años 90 la economía rusa seguía en implosión. La producción se había reducido en 50%. Aunque solo 2% de la población estaba
en condiciones de pobreza incluso a finales del funesto periodo soviético, durante la «reforma» se alcanzaron tasas de hasta casi 50%
, y más de la mitad de los niños de Rusia vivían en estado de pobreza crítica. Solo recientemente el FMI y el Departamento del Tesoro reconocen que se subvaloró la terapia, aunque ahora insisten en que lo dijeron todo el tiempo."


Leyendo estas líneas podemos entender perfectamente la poca confianza del pueblo ruso en el nuevo sistema que se les ha impuesto por unos hombres prepotentes, que se creen omniscientes y aseguran llevar verdades universales. Entendiendo todo esto podemos comprender perfectamente las cifras que a continuación se exponen:
"Un estudio que la Princeton Survey Resarch Associates International llevó a cabo durante marzo/abril en la poderosa Ucrania, la débil Lituania y Rusia misma indica que buena parte de la ciudadanía de esos países ex soviéticos ha perdido sus ilusiones en el sistema capitalista y pluripartidista imperante desde que el Protocolo de Alma Ata se convirtiera en el acta oficial de defunción de la URSS.....Los datos del estudio, elaborado en el marco del Pew Research Center de Washington, se comparan con los de las encuestas que el Times Mirror Center realizó en los tres países en 1991, cuando mayorías compactas recibieron el cambio de régimen con optimismo manifiesto. Sólo un 35 por ciento de ucranianos y alrededor de la mitad de los rusos y lituanos están conformes hoy con el pluripartidismo: 20 años antes era aprobado por el 72 por ciento, el 61 y el 75, respectivamente (//pewcenter.org, 5-12-11). Es significativo que el mayor grado de desaprobación se registre entre las poblaciones rurales.
Una mayoría aplastante se muestra insatisfecha con el funcionamiento de la democracia en los tres países estudiados: el 81 por ciento en Ucrania (contra un 13 por ciento satisfecho), el 72 en Lituania (contra el 25) y el 63 en Rusia (contra el 27). Es una tendencia creciente aun comparada con datos del año 2009. Pocos creen que “casi todos los funcionarios elegidos toman en cuenta lo que piensa gente como yo” y menos que el Estado se ocupa de beneficiar al pueblo. Lo cual se percibe con claridad en las opiniones sobre las políticas económicas en práctica después de la implosión de la URSS.
“¿Quién se ha beneficiado con los cambios producidos desde 1991?” es una pregunta de la investigación que recibe contestaciones elocuentes. En Ucrania: el 95 por ciento opina que los políticos son los más favorecidos; el 76, los empresarios; sólo un 11, el ciudadano de a pie. Los respectivos porcentajes en Lituania: 91, 78 y 20. Y en Rusia: 82, 80, 26.
La visión generalizada es que la sustitución de un sistema por otro ha sido más negativa que positiva y se observa una mayor concentración de la riqueza: el 10 por ciento más pobre de la población de Rusia accede al 1,9 por ciento del PIB, el 10 por ciento más rico, al 30,4, según las últimas cifras disponibles, del año 2007 (www.indexmundi.com, 11-3-11). El visitante de Moscú puede encontrarse a las 6 de la tarde de una jornada laboral en una ciudad tan atiborrada de vehículos como México, o casi. Abundan los Bentley, Alfa Romeo, Ferrari, Porsche y otros coches de lujo, pero no muchos pueden comprarlos. El apoyo a la economía de mercado descendió del 76 al 45 por ciento en Lituania, del 52 al 34 en Ucrania y del 54 al 42 en Rusia.
El nivel de vida decayó un 82 por ciento y la aplicación de la ley, un 79, dicen los ucranianos; 61 y 61 los rusos y 56 y 55 los lituanos, respectivamente." (Fuente: http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article32209 )

Teniendo en cuenta todos estos datos, declaraciones, etc., ¿a qué conclusión llegamos?
Hace veinte años se les dijo a los ciudadanos de la URSS que la vida que llevaban estaba mal, que las cosas en que creían estaba mal, que el mundo en que vivían estaban mal, pero que no temieran, que ya habían llegado las potencias democráticas occidentales que dedicarían todos sus esfuerzos para que estos ciudadanos pudieran vivir "dignamente" y para que todos sus derechos fueran respetados. Los ciudadanos se ilusionaron.
Veinte años después, los ciudadanos han sido testigos de la gran traición que las potencias occidentales, comandadas por EEUU y el FMI, les hicieron. En veinte años los ex-ciudadanos soviéticos pudieron ser fieles testigos de toda la crueldad que acarrea el capitalismo, pudieron comprobar que en este sistema es todo una lucha de interés, una lucha por el poder, que a nadie le importan los derechos, que a nadie le importa el bienestar, solo importa el dinero, y un territorio de 22 millones de kilómetros cuadrados, y 293 millones de habitantes, era un plato muy jugoso para que los depredadores de Washington DC no cayeran en la tentación, y lo hicieron.

La gran mayoría de nosotros jamás pudo elegir si quería nacer dentro de un sistema, o dentro de otro; y la gran mayoría de nosotros nunca vivió en otro sistema que no fuera este nuestro perfectamente imperfecto capitalismo. Muchos de estos hombres, ciudadanos, personas, las cuales hoy tan ferozmente se manifiestan por las calles de Moscú si tuvieron la posibilidad de vivir en dos sistemas diferentes y pudieron forjar su propia opinión de cuál de los dos era el adecuado. Y con esto no estoy diciendo que el sistema socialista sea el adecuado, pero si digo que dos décadas bastan para darse cuenta de que el capitalismo no es el adecuado.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Una asunción, una reflexión


Un día como el de ayer, un 16 de diciembre, pero de 1935, el líder socialista Manuel Azaña y otros políticos representantes de partidos como el Partido Comunista de España, Izquierda Republicana, el Partido Obrero de Unificación Marxista, y otros (UR, PRDF, ANV, PG, EV), firmaban el pacto por el cual se formó el Frente Popular, coalición que ganaría las posteriores elecciones celebradas el 16 de febrero de 1936 con el 47,03% de los votos frente al 46,48% de los votos que consiguió la coalición de derechas formada por la CEDA, Renovación Española, la Comunión Tradicionalista e Independientes de Derechas.  De esta forma,  todos los partidos de izquierdas dejaron de lado sus diferencias y optaron por unirse para enfrentarse a un enemigo en común: la CEDA. Los resultados posteriores son conocidos por todos: la polarización de las posiciones llevó a un círculo vicioso de violencia y conspiración que desembocó en el conflicto bélico más doloroso de la historia española y que daría lugar al período más oscuro y sombrío de la historia contemporánea del país.
Hoy, 17 de diciembre del 2011, estamos ante otra situación. Mañana, el recientemente electo presidente Mariano Rajoy tomará poder y dará comienzo a su mandato. Para llegar a este punto, el candidato del Partido Popular ganó las elecciones obteniendo el 44,62% de los votos, frente al 28,73% que consiguió el Partido Socialista. En esta ocasión, a diferencia de las elecciones antes mencionadas, nos encontramos con un Partido Popular fuerte, que unifica y representa a todas las fuerzas de derechas. No le hace falta formar ninguna coalición porque el mismo partido es una coalición de todos aquellos individuos “liberales” o simplemente de “derechas” que tienen un enemigo en común: las izquierdas. La única excepción a esta regla es CiU en Cataluña.
En el otro bando, sin embargo, el panorama es diferente. Nos encontramos con diversos partidos de ideología, en principio, de izquierdas, como son el PSOE, IU, AMAIUR, PNV, BNG, etc. Al contrario de lo que pasa con los votantes de ideologías más conservadoras, los votantes con ideologías más progresista deciden distribuir sus votos, y son más fuertes las diferencias ideológicas que llevan a esta separación en distintos partidos, que el deseo de luchar por los ideales compartidos. Si sumamos los votos de todos los partidos de ideología de izquierdas la cifra asciende a los 9.268.288 votos, frente a los 10.830.693 del Partido Popular.  Lógicamente no alcanza para superarlos, sin embargo es una cifra más importante que los 6.973.880 votos que obtuvo el PSOE. Y se transforma en una cifra aún más interesante si tomamos en cuenta otras cifras y las analizamos debidamente: los votos en blanco, las abstenciones y los votos en nulo.
Los votantes del PSOE decidieron castigar al partido por la mala gestión de la crisis que llevaron a cabo y esto se vio reflejado en los malos resultados que obtuvieron, con aproximadamente 4 millones y medio de votos menos que las elecciones anteriores.  Por un lado hubo 9.710.775 personas que se abstuvieron de votar, las cuales son  538.083 más que la vez anterior. Los votos en blanco y nulos ascendieron a 650.981, 199.223 más que las elecciones pasadas. ¿A que pretendo llegar con todos estos datos?
Con el afán de castigar al PSOE los votantes de izquierdas regalaron el poder o bien votando a otros partidos que no llegaron a tener la representación parlamentaria que les correspondía debido al sistema electoral, o bien absteniéndose de votar o votando en nulo, lo cual en último caso favoreció al Partido Popular que no tuvo ningún inconveniente de recibir todos los votos provenientes de la derecha, al igual que lo ha hecho siempre. Y es que quienes votaron esta vez al partido popular fueron prácticamente los mismos de siempre. El PP obtuvo alrededor de un millón de votos más que las elecciones anteriores, frente a los cuatro millones y medio que perdió el PSOE.  No hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta que no hubo mérito alguno del PP, si no desmérito del PSOE. Sin embargo, ¿hasta qué punto han hecho bien los votantes de izquierdas castigando al PSOE y cediéndole el poder al PP?  Con el fin de ser fieles a sí mismos y de darle su merecido a quien hace mal las cosas, ¿no han fallado a sus principios e ideologías? Y por otra parte, votando a diversos partidos que coinciden en la gran mayoría de sus propuestas, pero que difieren en pequeñez, ¿no se le está haciendo más daño aún a la malherida izquierda española? La izquierda es diversidad, pero antes de la diversidad de pensamiento están todas esas cosas que nos unen y por las que debemos pelear juntos. Hay que olvidarse de los pequeños detalles que diferencian los distintos puntos de vista y luchar juntos por todo aquello que los hace similares.

Pero dejando a un lado todo esto, y pensando fríamente, pasadas ya unas semanas de las elecciones, estando los aires (teóricamente) más calmados, me planteo las siguientes cuestiones: ¿Es posible que todas las voces que surjan en la población puedan llegar a tener su representación sin tener que recurrir a coaliciones extremistas? ¿Hay lugar en este sistema maltrecho para todas las personas o debemos todos ponernos etiquetas rojas o azules? ¿Siempre en la historia de este país nos veremos enfrentados en dos bandos antagónicos o podrá uno no encasillarse? ¿Estamos destinados a elegir siempre por Cánovas o Sagasta?